¿De verdad es depresión?

¿Cuántas veces has escuchado decir a alguien: Me siento deprimido? Probablemente tú mismo has dicho esa frase incontables veces. Todos los seres humanos nos hemos sentido deprimidos alguna vez en nuestras vidas pero: ¿De verdad es Depresión?

Definitivamente es imposible definir lo que a cada uno de nosotros nos ocurre individualmente, así que este artículo es una generalización, no me es posible dirigirme a ti que me lees en este momento así que te pido no lo tomes como una guía para tu atención. Si consideras que necesitas ayuda especializada, contacta a un especialista en el área para que pueda realizar una función específica hacia ti. Este artículo pretende solo arrojar una luz diferente a un fenómeno que muy difundido, como es la Depresión.

Primeramente es necesario definir lo que es la Depresión para entender lo que no es. Etimológicamente el término Depresión se entiende como:

Del latín depressio, sobre la idea de una forma hundida como consecuencia natural o por una fuerza ejercida. La deconstrucción de los elementos identifican el prefijo de-, que refiere a un condicionamiento indicando una relación descendiente, teniendo una raíz en el indoeuropeo *de-, y pressio, que marca la palabra presión, asociado a su verbo como premere, con una raíz indoeuropea en *per-.

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El uso de la palabra Depresión como la utilizamos hoy en día, comenzó a finales del siglo XIX, anteriormente el término que se usaba era Melancolía, y era tratada como una enfermedad.

A nivel actual el término Depresión es utilizado de este modo: «El trastorno depresivo (o depresión) es un trastorno mental común. Implica un estado de ánimo deprimido o la pérdida del placer o el interés por actividades durante largos períodos de tiempo». Sin embargo personalmente yo tengo una definición un poco diferente en la que me baso para el tratamiento físico de este fenómeno.

Así, desde mi práctica psicológica, la Depresión se entiende como una «falta de respuesta al estímulo». Esta definición se encuentra dentro de la que se encuentra más difundida y que he resaltado en negritas, pues me parece que es el elemento clave para identificarla y atenderla.

Durante un estado depresivo, el individuo recibe estímulos ordinarios captados por sus cinco sentidos, sin embargo no presenta una respuesta acorde a esos estímulos, no hay ira cuando debiera haberla, no hay alegría cuando debiera haberla, etc. Como ves, no se trata realmente de un sentimiento de Tristeza sino de una falta notoria de respuesta, que perdura a través de un período de tiempo.

Por ello es importante diferenciar la Depresión de la Tristeza; todos nos sentimos tristes cuando algo no es como quisiéramos, o es como no quisiéramos. Una reacción adversa ante una situación adversa es totalmente normal y coherente y no debe ser motivo de preocupación por la reacción.

Primeramente debes analizar si tu estado posiblemente depresivo tiene o no que ver con alguna situación. Si estás dentro de una ruptura amorosa, haz perdido un ser querido o tienes dificultades económicas importantes, entonces tu reacción es coherente con lo que estás viviendo y dicho estado debe atenderse desde la causa, que es externa a ti. El estado de tristeza es una reacción lógica a aquello que la provoca, el estímulo; por ello, al tener una respuesta al estímulo y ser ésta una respuesta coherente, no hablamos de Depresión como tal.

Por el contrario, si el estado emocional «aplanado» o «apático» se presenta incluso ante estímulos que deberían provocar una reacción, o si la reacción no es coherente con el estímulo, entonces sí estamos hablando de una problemática depresiva clínica.

Pero existe todavía otra problemática que comúnmente se confunde con la Depresión y que es todavía más difícil de diferenciar que la Tristeza y que puede llevarte a pensar que estás en un estado depresivo. Para entenderla debemos retomarla definición simple que te di respecto a la Depresión:

«Una falta de respuesta al estímulo»

Y ahora usemos esta otra:

«Una falta de estímulo que provoque una respuesta»

Esta última definición es estructuralmente similar a la primera pero el orden está invertido, y tiene un resultado que también merece atención pero que está tan denostado que muchas personas preferirían pasarlo por alto.

Es porque no tiene el mismo efecto decir: «Estoy deprimido» o «Estoy triste» que lo que implica esta última definición.

¿Qué implica una falta de estímulo? El Aburrimiento. Y si bien superficialmente puede parecer minúsculo, el Aburrimiento es un problema real cuya manifestación es más similar a la Depresión que la propia tristeza.

En el Aburrimiento el individuo no percibe estímulos que provoquen una reacción, no hay nada que genere una emoción. El sujeto aburrido se siente «aplanado«, «vacío«. Asimismo dicho Aburrimiento implica muchas veces alguna carencia externa como lo es de un ser amado, de un empleo, de amistades, etc. Todo lo anterior son estímulos, y sin ellos, pues el estímulo no está presente. Así el individuo aburrido manifiesta todas las características de una persona Deprimida, sin embargo la causa no es la misma.

Para que puedas atender eficientemente aquello que te aqueja, es importante que se diagnostique con precisión tu situación. La intención de este artículo no es descalificar tus emociones o sentimientos sino darte opciones de atención para que puedas alcanzar tu META DE SER FELIZ. Tanto la DEPRESIÓN, la TRISTEZA y el ABURRIMIENTO, impiden que alcances la felicidad. Todas ellas deben ser atendidas adecuadamente para que logres tu meta. Así que espero haberte ayudado a arrojar alguna luz sobre aquello que te está ocurriendo, de modo que puedas atender precisamente tu aflicción.