No trates de convencer a quien te trata de convencer

Los conflictos son el pan de cada día, y no importa en dónde estés o con quiénes hables, funcionan más o menos igual cada vez: Una persona le grita a la otra algún punto, mientras que la otra le grita de vuelta. Tantas veces he visto eso y me he dado cuenta de algo: Ambas personas tratan de convencer a la otra al mismo tiempo.

Lamentablemente resulta muy complicado convencer de algo a quien te quiere convencer a ti de algo distinto, es tan loco e implausible como que dos vendedores de autos se encuentren y se traten de vender mutuamente el mismo coche. Podrán dedicar horas a la tarea pero el resultado será muy desagradable para ambos.

Cuando estés en una discusión sobre el tema que sea, necesitas detenerte un momento a pensar, primero desde ti mismo/a: ¿Qué le quiero vender? Cuando discutes algo estás pidiendo, algo deseas que el otro haga por ti, o acepte, o quiera; en otras palabras, algo necesitas de la persona con la que estás discutiendo.

Así que el primer paso es que definas qué es lo que tú le pides al otro, el contenido de tus gritos tiene un mensaje, ¡ubícalo! Pero ojo, pues eso solo es la mitad del trabajo.

La parte más difícil consiste en ubicar el mensaje de la otra persona pues los mismos principios que para ti aplican, funcionan en la otra dirección: ¿Qué te está pidiendo esa otra persona? ¿Cuál mensaje se esconde entre sus gritos y manotazos?

Suponiendo que lograses identificar ambos mensajes, ambas peticiones, llega e tercer reto de la discusión, que es la disminución de las defensas para alcanzar un acuerdo, y es que el meollo del asunto es lo que viene en el título de este artículo: Tratar de convencer a quien te quiere convencer a ti; tarea nada fácil y que, incluso identificando las dos peticiones, no es algo tan asequible de alcanzar.

Cuando alguien te discute, espera que le dés algo que necesita, sus sentidos están nublados por la necesidad (o el deseo, que funciona igual), por ello el discutiente entra en un estado de necedad del que es muy difícil sacarlo, más aun si tú estás en ese mismo estado. Así es que es totalmente normal ver que las discusiones comienzan a acalorarse debido a la frustración de no alcanzar la meta de convencer al otro de priorizar las necesidades de uno.

Pero una manera de tratar de llegar al final de la discusión es también entender que el otro no tiene por qué priorizar tus necesidades, el respeto de las necesidades del otro y el entendimiento de que el otro se priorizará a sí mismo es el primer paso para evitar la discusión, un paso al que podemos llegar con una frase muy simple, precisa, dolorosa quizá: NO QUIERE.

Así es, entendiendo que el otro NO QUIERE pudieras ahorrarte muchos problemas pues, no siempre es tan fácil observar las cosas desde el punto de vista de otro, pero es sencillo entender que la gente QUIERE y NO QUIERE. Si eres capaz de entender cuando el otro NO QUIERE, te será más fácil dejar esa discusión pues ya no tendría sentido convencer a quien NO QUIERE.

¿Cuántas veces has peleado con tu pareja que no hace algo que quieres que haga? ¿Cuántas veces te ha dicho que sí para simplemente no hacerlo? Finalmente la respuesta estaba ahí desde el principio pero no te apetecía aceptarla, esa persona NO QUIERE.

Así, entendiendo la magia de la libertad de QUERER y NO QUERER, te librarás de muchos conflictos innecesarios y cíclicos que dañarán más tu vida que la negativa a tu deseo que tratas de evitar.

La próxima vez que estés en medio de un conflicto hazte un favor, esa persona NO QUIERE, y ve a otro lugar.