La psicología material se enfoca en las circunstancias que rodean al individuo, se basa en los principios de la física y la causa y efecto. Todo tiene una razón de ser aunque ésta no sea compleja. Sea cual sea el caso, podemos reducir esa razón de ser a un PRECIO, todo es intercambiado por algo.
Pero no siempre queremos paga ese PRECIO.
Tenemos conflictos con otros debido a que no queremos entender que a toda acción hay una reacción y que todo efecto tiene una causa. Cuando ocurre un evento de conflicto: Una pelea con la pareja, la pérdida del empleo, discusión entre amigos; entre otros, podemos distinguir que probablemente alguien quería algo que el otro no quiso dar. A eso es a lo que podemos llamar: PRECIO.
El PRECIO es aquello que queremos para realizar una acción (o dejar que se nos realice). Por ejemplo, todos vamos a trabajar esperando un pago. Mientras el empleador considere que el trabajo amerita el pago, y el empleado considere que su pago amerita su trabajo, entonces las relaciones entre esos dos entes serán cordiales y funcionales.
¿Qué pasaría si el empleador no quiere pagar el sueldo? Pues el empleado no realizará su trabajo, pero lamentablemente no suele ser así de simple pues el empleador (solo para fines de este ejemplo), argumentará que «lo aguante». «que ya está esperando un dinero», que «confíe en él», lo cual es un intento de seguir obteniendo el beneficio sin pagar el PRECIO, lo que, de ser aceptado por el empleado, tensará las relaciones y posiblemente llevaría a un desenlace conflictivo (y me ocurrió).
El problema entonces no es no poder pagar el PRECIO sino tratar de llevarnos el producto sin pagarlo. Son esas acciones las que llevan a que las relaciones se deterioren y acaben en el consultorio de un profesional buscando alguna solución.
Este tipo de problemática la veo muy frecuentemente en temas de pareja. Uno de los dos desea mantener la relación pero no da lo que la otra parte pide para conservarla, el problema viene en que, quien desea, no deja ir, pide más «chance», más «oportunidades» para «arreglar las cosas», pero se queda en palabras, no llegan al pago del PRECIO, y por ello no se alcanza el objetivo.
El pago del PRECIO es fundamental para tener buenas relaciones interpersonales. Todos queremos obtener algo y nadie queremos sentirnos robados. Por ello facilítate las cosas, paga el PRECIO de aquello que quieres, no trates de llevarte las cosas gratis y que no tengas consecuencias. También sé claro con tu PRECIO, cóbralo claramente, y de ese modo podrán mejorar las condiciones materiales que les llevaron al conflicto, evitándose así dolor y sufrimiento.




