Uno de los principales motivos de consulta con el especialista en la Salud Mental tiene que ver con los problemas entre la pareja; dichos problemas tienden a convertirse en tremendas grietas en la relación, con la potencialidad de separar completamente a sus integrantes, sin importar cuánto tiempo hubiesen permanecido juntos anteriormente.
No es un misterio para nadie que la raíz del problema se encuentra en la mala comunicación entre la pareja, ¡incluso mis propios pacientes lo comentan! Sin embargo parece que el saber que el problema es la comunicación no ayuda a encontrar una solución ni tampoco eficientiza de ningún modo el proceso comunicativo.
¿Qué hacer?
Por supuesto que la respuesta más simple es MEJORAR LA COMUNICACIÓN, lo difícil es el cómo alcanzar dicho objetivo.
En mi experiencia tratando con diferentes problemáticas, tanto de pareja como en infinidad de otras cuestiones, algo que he encontrado es que la problemática comunicativa se encuentra en la dificultad de transmitir de forma concreta el mensaje que se desea transmitir.
Ser concretos
Ser concretos, o como yo le llamo, la concretitud, es la capacidad de ser específico en cuanto a la información que se quiere emitir, colocaré un ejemplo muy frecuente en todas las casas:
Si yo deseo una pluma negra, digamos que para firmar algún cheque, puesto que usualmente se indica para ello usar ese color; entonces es lógico pedir una pluma negra; hasta ahí resulta muy sencillo, sin embargo algo que es sumamente frecuente a la hora de hacer dicha solicitud es el decir: “Dame algo para escribir”. Ante una solicitud como esa, ambigua, el receptor del mensaje podría otorgar un lápiz, un crayón, una pluma de cualquier color. No sabes cuántos problemas llegué a presenciar por algo así.
Si bien es un ejemplo burdo, es una muestra de un problema de mis vivencias personales en que la concretitud nos hubiese evitado problemas, llantos y disgustos, además claro de ahorrarnos muchísimo tiempo. Y pese a todas sus ventajas, simplemente eso es algo que seguimos sin hacer.
Parece mentira que algo tan simple como ser concretos, ir al punto, sea tan complicado para la mayoría de las personas. Tantas parejas que llegan a consulta con la frase: “Queremos estar bien”, pero que no se dan cuenta que lo que es “bien” para el esposo posiblemente no sea igual al “bien” de la esposa; y precisamente esa disparidad es lo que los lleva a consulta en primer lugar.
Algo que me gusta trabajar en la Terapia de Pareja es el ejercicio de la concretitud, que la pareja se pida algo que se pueda enunciar, que implique una acción precisa, donde se especifique la solicitud, los medios, la persona, el lugar y los tiempos en que dicha solicitud habrá de ser satisfecha para lograr una relación afable.
¿Suena complejo poniéndolo de esa forma? Realmente no lo es en absoluto, lo desmenuzaré para ti.
Algo que solicita comúnmente la esposa en una relación infeliz es un mayor apoyo del esposo en los quehaceres domésticos. Algo con lo que todos nos identificamos. Usualmente la infeliz esposa se queja con el terapeuta porque el flojo de su marido no mueve un dedo al llegar a casa. Le pido a la mujer le solicite de la manera más clara posible el apoyo de su esposo, siendo tan concreta como su razón le dé a entender. He aquí la respuesta:
“Que me ayude en la casa”
Ante una solicitud así tenemos una respuesta igualmente vaga. El esposo, sin lugar a dudas, responderá que, en efecto, él ayuda en casa, y mucho. Sin embargo si eso fuera el caso, ¿por qué la esposa sigue haciendo esa solicitud? Sin duda dicha solicitud no se ha visto satisfecha,
Resulta que el problema es la falta de concretitud en la solicitud de la esposa. Ella solicita ayuda de su esposo en las labores de la casa, sin embargo no especifica el tipo de ayuda ni los tiempos en que lo requiere. De ese modo dicha solicitud es percibida por el marido, quien desde su subjetividad considera que tal solicitud ha sido respondida de manera sumamente satisfactoria, todo porque su idea de ayudar en las labores del hogar difiere, sin saberlo ambos, de la idea de su esposa.
Ante tales fracasos iniciales por formular una solicitud concreta vuelvo a intervenir, esta vez siendo más concreto.
Comenzamos con especificar las actividades que la esposa desea que el esposo realice, aquellas que para ella son de ayuda. Para efectos prácticos consideraremos que la esposa desea que su esposo barra la planta baja de su domicilio.
Ahí ya tenemos una solicitud más concreta: “Yo te pido que barras la planta baja de la casa”, sin embargo aún puede serlo más. ¿Dónde está la escoba? ¿En dónde se habrá de disponer de la basura? ¿En qué horarios y periodicidad habrá el sumiso esposo de realizar dicha acción? Una vez respondidas esas interrogantes tenemos una solicitud concreta que diría algo más o menos así:
“Yo te pido que barras la planta baja de la casa los días lunes, miércoles y viernes, de 7 a 8 pm (una vez hayas regresado del trabajo), y que tires la tierra que has barrido en el bote de basura de la entrada”.
Claro que una sola solicitud así de concreta no cambiará la comunicación, ese tipo de precisión tendría que realizarse en cada una de las demandas o solicitudes que la pareja se realice, en un enunciado compuesto de la siguiente forma:
“Yo quiero que tú realices xxxx acción, cada xxxx tiempo, durante xxxx días, utilizando xxxx instrumentos, en xxxx momento”.
Y más importante aún, la respuesta del receptor podría (y con alta probabilidad), ser un rotundo: “NO”. Sin embargo de eso hablaremos en otra ocasión.
Ser concretos es sólo el primer paso para mejorar la comunicación, la realización de solicitudes o demandas concretas no significa que dichas solicitudes o demandas nos serán satisfechas sin más ni más. No obstante, con la concretitud cuando menos sabremos que el receptor de nuestra solicitud o demanda no pensará que la está cumpliendo cuando, desde nuestra perspectiva, eso no se realiza; de ese modo tendremos la posibilidad de reformular la solicitud o demanda de un modo que mejore sus probabilidades de cumplimento o, cuando menos, la seguridad de que ese baquetón (o baquetona), no realizará dicha acción y la certeza de que tendremos que evaluar entonces nuestra siguiente acción.