El amor en tiempos del internet

Los tiempos han cambiado, el internet fue uno de esos cambios importantes y éste a su vez también ha cambiado, usarlo para encontrar el amor ya no es lo mismo que en los tiempos que empezamos a usarlo.

Hemos avanzado mucho en el uso del internet el cual ha pasado de ser algo ocasional o de nicho, después de todo nos “conectábamos” en horarios específicos, usualmente de noche, y después de finalizar las actividades; y convertirse en algo continuo, permanente y generalizado. Todo el día estamos “CONECTADOS”, tanto que el término conectar carece de sentido; y eso no únicamente tiene un efecto en la comunicación sino también afecta en la VINCULACIÓN AFECTIVA ONLINE.

Cuando comenzaba el internet no existían sitios específicos para conocerse, sólo salas de chat impersonales dónde sólo tenías un nombre de usuario y ya, las fotos tampoco eran comunes y usualmente contábamos con dos o tres fotos seleccionadas que teníamos escaneadas en bajísima resolución y que compartíamos a nuestros intereses amorosos. No sólo eso sino que el interés amoroso era totalmente superficial, más superficial que lo físico pues, ante el desconocimiento del físico, lo que nos atraía de alguien era el nombre de usuario que tuviera (algo cuya asociación tuviera previamente un vínculo personal), qué tan frecuentemente nos respondía y cada cuando la/o veíamos conectada/o.

Era sumamente primitivo y no muy eficiente pues no había forma de seleccionar personas de una zona geográfica establecida, y si le sumas que la edad de muchos era apenas ADOLESCENTE, tampoco se tienen recursos para la movilidad y el encuentro.

Luego salieron los sitios especializados de citas donde todos ya sabían a lo que iban. Inicialmente estaban bien, eran una novedad y las personas realmente entraban con la esperanza de conocer a alguien (usualmente de origen extranjero), a fin de entablar una relación, al menos de plática.

En aquellos años era una situación más cualitativa que cuantitativa, la cantidad de “conexiones” eran pocas pero el nivel de vinculación que se lograba era bastante más profundo. Una vez hice una cierta amistad con una chica alemana que conocí por los perfiles de MySpace, se llamaba Michelle Riemer, intercambiamos correos electrónicos un tiempo e incluso una vez me mandó una postal en un viaje que tuvo; eso es algo que hoy en día no se alcanza con personas mucho más cercanas quienes después de unas cuántas pláticas simplemente dejan de contestar. Pero me estoy adelantando.

Las redes sociales fueron el siguiente gran cambio pues otorgaron más información de una persona, ya no sólo era un nombre de usuario sino que tenían datos de localización, estado civil, gustos. También con la popularización de los teléfonos celulares cada vez más personas teníamos acceso a cámaras fotográficas y llenábamos las redes con nuestras mejores imágenes. En ese momento el “ROMANCE” por internet llegó a su mayor esplendor, había mucha información para conocer a alguna persona y gran parte de esa información era verídica.

Pero algo pasó y entramos a los tiempos actuales donde las cosas ya no son lo mismo. Poco a poco la gente se volvió más desconfiada en internet, más mentirosa, las redes sociales se fueron volviendo más privadas (con justa razón) y las posibilidades de “CONECTAR” con personas a través del internet se volvían más frecuentes pero de una calidad mucho menos profunda que en el pasado. Así no era raro tener decenas de “CONEXIONES” con personas cuyas conversaciones se quedaron en un par de saludos, la VINCULACIÓN no se lograba, la cantidad de estímulos periféricos era tan elevada que no podíamos centrar nuestra atención en una sola persona, o eso es lo que pienso que puede explicar el fenómeno.

Por un lado la elevada cantidad de estímulos: solicitudes, fotos, mensajes, etc, hacían que fuera difícil seguirle la pista a una sola persona, pero eso no era la causa principal sino que las redes sociales se llenaron de mentiras.

Empezó con fotos favorecedoras, pequeños retoques, hasta filtros que cambian por completo la apariencia de una persona dejándola casi irreconocible en la vida real respecto de la vida digital. Quizá pienses que es un punto superficial, y tienes razón, pero es un elemento que comienza a causar alguna dificultad en cuanto a la búsqueda de pareja en medios electrónicos porque simplemente ya no puedes saber si la persona con quien estás hablando realmente es quien dice ser.

Si sólo nos quedáramos en el terreno de lo superficial y el retoque fotográfico, no sería un problema tan grande, la dificultad vino después.

Pues no sólo comenzaron a proliferar en redes sociales y sitios de citas fotos retocadas sino que muy pronto aparecieron perfiles totalmente falsos en los que ni el nombre ni la información, ni tampoco las imágenes, correspondían con la realidad. Así llegó el “CATFISHING”.

Esa usurpación de la identidad se convierte en un problema a la hora de la búsqueda de pareja por internet pues ahora hay que irse con cuidado. Si antes la dificultad era encontrar un perfil que te agradara ahora lo difícil es no encontrar uno que parezca demasiado bueno; así es que te toparás con decenas de imágenes de chicas hermosas o chicos atléticos que bien podrían estar modelando y sabes de antemano que no son de verdad.

Y así comienza la duda, cualquier perfil que te encuentres donde la persona tenga una apariencia demasiado agradable ya no se convierte en la elección sino que es automáticamente descartada por tratarse de una cuenta “FAKE”, hecho que puede accidentalmente quitar algunas posibilidades de CONEXIÓN con alguna persona que, por casualidad, sí sea real.

Por si fuera poco el mundo de los negocios también comenzó a fijarse en los medios electrónicos y así decenas de personas dedicándose a cierto tipo de prestación de servicios comenzaron a abrir sus cuentas en apps de citas y redes sociales no para “ligar” sino para alcanzar beneficios económicos, ya sea mediante la acción física o por webcam, con una elevada tasa de FRAUDE en que solicitan dinero por adelantado para nunca más volver.

Digo, si fueran genuinas posiblemente no habría tanto problema, lo difícil es que muchas no lo son.

Por si eso fuera poco también decenas de “INFLUENCERS”, personas usualmente muy atractivas y “verdaderas” acuden también a redes sociales y apps de citas esperando un simple “FOLLOW” y ya no con intención real de “conectar”, ocupando así parte importante del espacio en esas apps.

Y así llegamos al tiempo actual en que buscar pareja por internet se está volviendo incluso más difícil que hacerlo en el mundo real pues ahora es necesario andarse con cuidado, dudar de toda persona con quien se habla, sospechar de fraudes, hackeos y catfishings, siendo ciertamente ahora incluso más sencillo el acudir personalmente en vez de internarse en el mundo del “ONLINE DATING”.