En mi incesante búsqueda para simplificar conceptos a fin de que sean entendidos de forma masiva, me he dado a la tarea de buscar frases, eslóganes e incluso memes que permitan la transmisión eficiente de un mensaje. Es con esa idea en mente que, pretendiendo dar una respuesta sencilla a la pregunta inmemorial de: “¿Cómo #%”& educo a mis hijos?” he llegado a conclusiones que ahora comparto con ustedes lectores.
Una de las ramas más lucrativas de la psicología es la psicología infantil, y eso es porque estamos dispuestos a todo por el bienestar de nuestros hijos, a todo siempre y cuando no involucre nuestro precioso tiempo. El desfile de padres y madres frustrados por el comportamiento de sus hijos es interminable en las salas de espera y las agendas se llenan más con casos de niños y niñas que no se comportan que con verdaderas psicopatologías.
Si bien la mayoría somos capaces de reconocer la RESPONSABILIDAD de nuestra participación durante las relaciones familiares, la dificultad no siempre radica en ese reconocimiento sino en la búsqueda de una solución sencilla, de pasos que nos permitan esquematizar y comprender el procedimiento.
Así es que he llegado a desarrollar una simple guía de tres pasos para facilitar la comprensión de lo que, considero, son los aspectos elementales para la crianza positiva.
A esa guía la he llamado: “Las Tres P”.
Jorge Decanini
Las “Tres P” son simples tres acciones continuadas que nos permiten apoyar en la crianza positiva si es que detectamos que nuestros hijos o hijas así lo requieren. Es importante señalar que esta no es una guía universal puesto que existen niños y niñas que no presentan la necesidad de seguir al pie de la letra Las “Tres P”, mientras que otros niños y niñas tienen condiciones especiales para los que incluso seguir al pie de la letra Las “Tres P” pudiera ser insuficiente. De ese modo este procedimiento se centra en la parte central del espectro infantil, la mayoría de los niños y niñas que conocemos.
Las “Tres P” son tres acciones que, como su nombre lo indica, comienzan con la letra “P”, y éstas son:
PRESENCIA
La PRESENCIA consiste en “estar ahí” y para ejemplificar esto me gusta poner un escenario totalmente común en la vida de todo adulto que utiliza algún coche.
Yo te pregunto, ¿alguna vez te has pasado un semáforo rojo? Pienso que la mayoría de las respuestas serán un rotundo sí, ya sea que nos agarre al final o de plano brincándolo por completo, todos los que conducimos hemos pasado alguna vez en rojo. ¿Por qué lo hacemos si sabemos que está mal?
La respuesta es simple, es un juego de probabilidades. Cuando nos pasamos un rojo lo hacemos con el entendido de que existe una alta probabilidad de que no ocurra absolutamente nada, ni que otro vehículo nos impacte ni tampoco el recibir alguna multa. Al momento de ver el semáforo verde parpadeando mentalmente hacemos un análisis probabilístico con base en el medio ambiente, si vemos que es una avenida no muy transitada o es ya muy de noche, probablemente nos brincaremos parte de ese rojo para ahorrarnos esos 20 segundotes de estar ahí parados.
Sin embargo te pido que pienses esto: ¿Te pasarías ese rojo si estuviera ahí frente a ti un tránsito? Pienso que la respuesta sería mayoritariamente NO, y no es porque el riesgo de choque aumente, lo que aumenta es el riesgo del castigo. La PRESENCIA de una autoridad con la capacidad de imponernos una multa hace que esos 20 segundos de espera parezcan menos tormentosos ante la posibilidad de una multa de más de mil pesos.
La mirada de la autoridad, muy al estilo de Big Brother (hablo de la novela 1984 de George Orwell) tiene una función muy eficaz de disuadir la conducta que no es deseada. Si bien es cierto que eso promueve una dictadura, también es cierto que “El precio de la paz es la eterna vigilancia”.
La idea de la LIBERTAD viene con el concepto de la AUTO-REGULACIÓN, sin embargo dicho concepto es difícil incluso para un adulto (ver el ejemplo del semáforo), mucho más para un niño.
Ante la imposibilidad de la AUTO-REGULACIÓN la PRESENCIA de la autoridad es indispensable, y los niños y niñas no tienen suficiente capacidad para AUTO-REGULARSE (dicha capacidad se encuentra en formación), por lo que son los padres quienes toman el rol de la AUTORIDAD REGULADORA.
Pero esa autoridad no puede desarrollarse sin la PRESENCIA de la autoridad, por ello es necesario que quien funja de autoridad se encuentre PRESENTE.
Pocos niños y niñas realizan travesuras peligrosas frente a sus padres, cuando dichas travesuras ocurren usualmente es cuando no existe una SUPERVISIÓN. Por ello la PRESENCIA tiene un efecto disuasorio y protector para el bienestar de los niños y niñas.
Por supuesto que la PRESENCIA no es tan fácil en estos días en que padres y madres trabajan, además de las múltiples necesidades y obligaciones sociales y familiares, por ello es que cada vez son más los niños y niñas que tienen comportamientos fuera de control y sus padres y madres optan por llevarlos a ser medicados, colocándoles la terrible etiqueta de “Niño Problema” o, peor aún, “TDAH” y proceder a medicarlos, pero todo por no poder implementar la PRESENCIA.
La PRESENCIA es entonces FUNDAMENTAL para la crianza positiva y segura de niños y niñas y debe ser intensiva durante los primeros años. Conforme los niños y niñas crecen la PRESENCIA puede ir disminuyendo gradualmente puesto que se entiende que niños y niñas comienzan a desarrollar su capacidad de AUTO-REGULACIÓN. Sin embargo la simple PRESENCIA no es suficiente.
PERMANENCIA
Estar PRESENTES en la vida de los niños y niñas pequeños es fundamental pero insuficiente si no se realiza en cantidades suficientes, es por ello que la Segunda P es la de PERMANENCIA, o sea, “permanecer presentes”.
Permanecer implica que no basta con “estar ahí” sino que es necesario “quedarse ahí”. Muchas veces he escuchado a padres y madres decir que no comprenden cómo fue que su hijo o hija hizo X cosa o le pasó tal desgracia si “siempre estoy ahí”. Estos padres y madres realizan una PRESENCIA incompleta, una a la que le falta PERMANENCIA.
Me han comentado en sesión de madres que dejan a sus hijos de ¡5 años! Salir a jugar a la calle pero: “Está bien porque yo lo veo desde la cocina”. Sin embargo esa es una PRESENCIA FALSA puesto que está totalmente limitada a un campo de visión que permite la ventana y que se reduce aún más con las tareas domésticas. Fue en un caso similar que una persona se llevó a un niño sin que la madre se diera cuenta y afortunadamente los vecinos pudieron evitar el secuestro y así el niño y la madre pudieron platicar aquella vez conmigo.
Para que la PRESENCIA sea eficaz ésta debe ser PERMANENTE, debe permanecer durante el mayor tiempo posible y a una distancia suficientemente efectiva para reaccionar en caso de ser necesario. Eso por supuesto conlleva tiempo y esfuerzo que muchos padres y madres “no tienen”, pero la historia nos ha demostrado una y otra vez que basta un instante para que algo desagradable ocurra. La PERMANENCIA es entonces requerida para lograr la crianza positiva.
¿Significa eso que debo pegarme a mi hijo o hija? No de manera literal pero, cuando menos, implica PERMANECER en la misma habitación con el niño o niña, en un ambiente que permita que al menos uno de los SENTIDOS tenga contacto con el infante. La simple PRESENCIA cercana disuadirá al niño o niña de una conducta altamente destructiva, al mismo tiempo que lo protegerá de ciertos peligros; mientras que la PERMANENCIA sostendrá esa disuasión durante un largo tiempo, suficiente para que el niño o niña comience a internalizar el contexto para, eventualmente, AUTO-REGULARSE.
Sin embargo la PERMANENCIA por sí misma es insuficiente sin la última P, o sea, hacer esto un día enterote de NADA va a servir si el resto de los días volvemos a la rutina de antes. Por ello la última P es la de:
PERSISTENCIA
PERSISTENCIA consiste en que no sólo basta con el hecho de “estar ahí” y “permanecer ahí” sino que esa conducta es necesaria mantenerla a lo largo del tiempo mientras sea necesario. PERSISTENCIA consiste entonces el encontrar un balance, una rutina, un método, que permita sostener las “Tres P” a lo largo del tiempo.
La PERSISTENCIA es el elemento más difícil de sostener en este proceso puesto que cualquiera puede dedicar algún tiempo a los cuidados de los hijos, sin embargo el mantener esto durante TODA LA INFANCIA de los hijos es algo totalmente diferente.
La PERSISTENCIA requiere COMPROMISO, es necesario que quien esté a cargo de los niños o niñas reconozca que tiene una responsabilidad que le requerirá muchísima energía y tiempo durante largos períodos. Dichos tiempos, en condiciones normales, tenderán a disminuir durante el crecimiento del menor de edad hasta limitarse considerablemente a causa de la asimilación de éste de las normas que los padres han impuesto mediante la PERSISTENCIA. De ese modo logramos que el mismo niño o niña se AUTO-REGULE sin la necesidad de la PRESENCIA de la mirada restrictiva del padre o madre, liberándose éste gracias al crecimiento de su hijo o hija.
Llevar a cabo las “Tres P” no es tarea fácil y requiere la inversión del recurso de tiempo, de dinero y, principalmente, de muchos sacrificios que quizá no todos estén dispuestos a realizar, sin embargo es parte de la toma de responsabilidad de la vida que hemos traído al mundo. Realizando las “Tres P” mejora la probabilidad de que nuestros niños y niñas internalicen límites benéficos para ellos mismos y la sociedad, brindándonos en el futuro una posibilidad de mayor tranquilidad, lo que nos acercará un poco más a LA META, que ES SER FELIZ.