¿Por qué hacemos lo que hacemos? ¿Te lo has preguntado alguna vez? ¿Para qué nos levantamos temprano cada mañana? Sin duda algo pretendemos lograr con nuestras acciones, hacemos lo que hacemos porque se nos ha dicho que hay algo bueno al final del túnel, así es que emprendemos el viaje hacia lo desconocido, siempre esperando obtener algo favorable al llegar al final del mismo.
Eso que esperamos obtener es el DESEO, si bien todos deseamos cosas posiblemente diferentes, todos estamos en el mismo barco que es el DESEO, cuyo destino es alcanzar a satisfacer el DESEO en cuestión.
Satisfacer los DESEOS es una tarea ardua que implica la puesta en marcha de múltiples acciones y sistemas de pensamiento que tienen como objetivo el acercarnos a cumplir el DESEO propuesto, sin embargo nuestros sistemas no siempre funcionan de la manera que se supone deben hacerlo, aparecen MIEDOS, TRAUMAS, LÍMITES, los cuales se interponen en el camino hacia la satisfacción del DESEO.
Sin embargo eso no hace que el DESEO se extinga, eso sólo ocurre al satisfacerlo; ante la imposibilidad de alcanzar tal satisfacción aparece una reacción natural, la FRUSTRACIÓN.
La FRUSTRACIÓN es la reacción emocional ante un DESEO que no ha podido verse satisfecho, es una reacción que manifiesta signos de dolor, ansiedad, tristeza, ira, llanto; todos ellos signos que buscan de manera desesperada el alcanzar la satisfacción de eso que se DESEA, sin embargo se trata de intentos desordenados que probablemente nos colocarán más lejos de alcanzar a cumplir nuestro DESEO.
La FRUSTRACIÓN nos lleva a eventos terribles que nos dañan a nosotros y a aquellos a nuestro alrededor: Pongamos un ejemplo lamentablemente muy común, el de la violencia familiar.
Este ejemplo es estereotípico y sólo es para ilustrar una situación que he visto desde la experiencia clínica:
Un hombre llega cansado del trabajo a su casa y llega con su esposa, ama de casa, quien agobiada por los quehaceres domésticos, preparó la cena con algún tiempo, por lo que la comida se encuentra fría. El hombre, quien DESEABA llegar a disfrutar su cena, se ve frente a la FRUSTRACIÓN de no poder ver satisfecho su DESEO. La FRUSTRACIÓN, combinado con la historia de aprendizaje del esposo, le lleva a la IRA y a reclamos airados hacia su esposa, situación que se sale de control y acaba en un lamentable episodio de violencia.
Ahora pregúntate esto: ¿El esposo quería lastimar a su esposa? ¿Era su DESEO verla llorar o herirla? En la mayoría de las ocasiones te puedo asegurar que no era ese el DESEO, sin embargo el acto violento se convirtió en el último recurso que este hombre encontró para buscar la satisfacción de su verdadero DESEO, que era que las cosas estén COMO ÉL QUIERE.
En este ejemplo no estamos pretendiendo emitir juicios de valor, no catalogamos la acción de un modo u otro. Simplemente buscamos ejemplificar el modo en que un evento de IRA pretende la satisfacción de un DESEO.
Sin embargo sabemos bien que finalmente ese DESEO no se verá satisfecho de ese modo, la esposa, cansada de los malos tratos, probablemente se alejará, dolida, herida, enojada. Así la FRUSTRACIÓN ha dejado realmente dos víctimas.
Es por ello que es sumamente importante entender a la FRUSTRACIÓN como el catalizador de los eventos desagradables que, eventualmente, nos alejan de nuestra propia SATISFACCIÓN. En otras palabras, el control de la FRUSTRACIÓN no es en beneficio de otros, no es para que no salgan lastimados, ¡es para que tú mejores la probabilidad de obtener eso que DESEAS!
Porque la reacción de ira, llanto, tristeza, si bien pretende alcanzar la satisfacción del DESEO, tiene más probabilidad de dificultarlo. Es por ello que comprender aquello que DESEAMOS y el control de las emociones ante las dificultades para OBTENERLO se convierten en elementos clave a la hora de alcanzar la meta de la felicidad.
En efecto, no hacemos las cosas en beneficio de otros sino para el propio beneficio. Manejar la FRUSTRACIÓN es para ti, para que sea más probable que alcances a satisfacer algunos de tus DESEOS, no para la protección de los demás.
El DESEO antecede al movimiento, a las ACCIONES que habremos de realizar buscando la satisfacción de ese DESEO. El resultado de esas ACCIONES puede ser la satisfacción parcial o total del DESEO, o la FRUSTRACIÓN por su ineficacia. ACCIONES posteriores a la FRUSTRACIÓN, también con la intención de la satisfacción del DESEO, puede alejarnos de ese mismo, pueden jugarnos en contra y hacer incluso más difícil obtener lo que DESEAMOS, generando incluso más FRUSTRACIÓN y metiéndonos más profundo en el pozo de la ANGUSTIA.
Así es que TE CONVIENE conocerte, conocer tus DESEOS, conocer tus limitaciones, conocer tu historia, pues todo ello entra en conflicto a la hora de emprender ACCIONES tendientes a la satisfacción del DESEO. Así tus propios mecanismos y sistemas de creencia dejarán de jugarte en contra y te permitirán avanzar un paso más en llegar a LA META, que ES SER FELIZ.