Si has leído mis artículos anteriores te habrás dado cuenta que he iniciado una dura campaña en contra de la auto-descalificación; desde el incrementar nuestra capacidad para decir NO, al EGOÍSMO y el reconocimiento de los placeres MATERIALES. Una de las frases más frecuentes que escucho en terapia y que es tendiente a la auto-descalificación es: “Lo hice por impulso”, a lo que les respondo: ¿De verdad lo crees?
Constantemente tomamos decisiones respecto a infinidad de situaciones muy variadas, no obstante algunas de esas decisiones son cuestionadas, tanto por uno mismo como por los demás. En ocasiones esas elecciones son desestimadas por propios y extraños como realizadas por IMPULSO, definidas por un momento de DEBILIDAD en que caemos y del que posteriormente hemos de arrepentirnos.
Y a eso respondo que no es así.
Por supuesto que la idea de la IMPULSIVIDAD no es falsa en sí misma y claro que todos hemos caído alguna vez en decisiones impulsivas, sin embargo dichas elecciones son mucho más raras de lo que crees y probablemente no tan determinantes en el curso de la propia FELICIDAD, en otras palabras, no son esas elecciones de IMPULSO las que pensamos han ARRUINADO tantos momentos de nuestra vida.
“Le encontré mensajes y lo bloquee”; “Exploté y le dije hasta lo que no”; “Terminé la relación de pronto”. Todo lo anterior son comentarios que me han dicho mis pacientes durante las sesiones y en esos comentarios parece que desean MARTIRIZARSE, expresan aquella elección tomada con desdén, con desagrado, quizá deseando haber actuado diferente en aquel momento.
Mas una vez que nos ponemos a analizar la situación particular que antecede a esa ELECCIÓN aparentemente IMPULSIVA, nos hemos dado cuenta que de IMPULSIVO tiene poco o incluso nada, es más, encontramos que la lucha contra esa ELECCIÓN fue larga y que todo lo que, en apariencia, IMPULSIVAMENTE ocurrió, se estuvo “cocinando” a fuego lento a lo largo de varios meses.
Aquella persona que decidió bloquear a una pareja a causa de unos mensajes descubrió que dichos mensajes no fueron la primera vez que enfrentó la desilusión con el comportamiento de la mencionada pareja, más bien descubrió que tenía meses enfrentando una situación DESVENTAJOSA en la que era cotidiano que esa persona tomara una conducta que le hacía sentirse con incomodidad a mi paciente. A lo largo de ese tiempo mi paciente luchó contra el deseo de finalizar la relación pero en muchas ocasiones claudicaba en lo mismo, “se le pasaba”, pero el CONFLICTO de fondo continuaba presente y hacía que las EMOCIONES volvieran a resurgir.
Solo que como ya había pasado un tiempo la acción tomada parece IMPULSIVA, aunque al verlo detenidamente nos damos cuenta que no fue así.
Constantemente luchamos contra DESEOS que nos causan algún tipo de conflicto o angustia y empleamos recursos emocionales para mantenerlos a raya, solo que esa acción tiene un costo también, la pérdida de la atención a otros aspectos. Empleamos tantos recursos en ocultar o negar un DESEO que aparentamos estar distraídos, desinteresados, incluso damos la apariencia de estar DEPRIMIDOS o de padecer ANSIEDAD.
Sin embargo en algunas ocasiones esas características de comportamiento son el resultado de luchar durante largo tiempo contra un DESEO o de evitar tomar una RESOLUCIÓN. No obstante finalmente puede que hagamos eso que estamos evitando y dicha acción queramos enmascararla como producto de un IMPULSO.
Pero NO LO ES, esa acción que crees que era IMPULSIVA realmente ha estado contigo a lo largo de bastante tiempo y finalmente las condiciones MATERIALES se han dado para que la acción se llevara a cabo. Aquello que parece producto de un IMPULSO realmente era algo que formaba parte de nosotros desde tiempo atrás y permitir que emerja puede ser una mejora sustancial para tu estado general de bienestar.
Porque al PERMITIR la culminación de ese DESEO dejarás de utilizar energía ATENCIONAL para mantenerlo a raya, lo que liberará esa energía ATENCIONAL para que la emplees en algo más favorable para tus intereses.
O bueno, así sería si no llegara inmediatamente la auto-descalificación.
Al calificar la acción como IMPULSIVA creas una NEGACIÓN al DESEO que tenías de realizar dicha acción, entonces la energía ATENCIONAL que dedicabas a evitar la acción pasa a ser dirigida a castigarte por dicha acción, ello mediante el sentimiento de culpa, el remordimiento, el arrepentimiento, la penitencia; lo cual te lleva a la puesta en marcha de acciones para SOLVENTAR aquella acción que piensas que era IMPULSIVA y que ahora descalificas, con lo que pierdes incluso más tiempo y energía ATENCIONAL para “limpiar” aquello que hiciste.
¿Qué hacer con ello? ACEPTAR que tu acción PROBABLEMENTE no fue IMPULSIVA, reconocer que tu acción formaba parte de las herramientas destinadas a un objetivo, si bien es POSIBLE que finalmente no te acercara a tu OBJETIVO como quisieras, la razón de esa acción SIEMPRE fue disminuir tu angustia por la NEGACIÓN del DESEO.
Al aceptar que tu acción estuvo construyéndose a lo largo del tiempo, que tiene CAUSAS que pueden ser trazadas hasta un origen, te darás cuenta que en ningún momento caíste en una acción IMPULSIVA y que, de hecho, postergaste mucho tiempo algo que estuvo en tu poder realizar tanto tiempo atrás.
Al hacerlo asumes tu acción como PROPIA, como VOLUNTARIA, ello te dotará de PODER pues dejarás de estar esclavizado/a a una idea CULPABILIZADORA y lo convertirás en una idea de VOLICIÓN, o sea, una idea en que eres capaz de realizar algo que DESEAS.
Al hacerlo la culpa se reducirá o quizá se eliminará, no sentirás el inútil remordimiento por haber hecho algo que tratas de hacerte creer que NO QUERÍAS y en vez de ello reconocerás que obraste realmente con una MOTIVACIÓN LEGÍTIMA, JUSTIFICADA.
Una vez que dejes de auto-descalificarte al eliminar tu VOLUNTAD en tus acciones, los demás no podrán hacerlo contra ti tampoco pues ya no tendrán la capacidad de hacerte creer que fuiste presa de un IMPULSO pues ahora TE CONOCES y CONOCES las CAUSAS de tu comportamiento, adquiriendo CONTROL sobre el mismo y llevándote a tomar las riendas de tu vida, de manera independiente de los demás, LIBRE de actuar y HACER como te plazca, PODEROSO/A en tu vida.
El PODER de reconocer tu propia VOLUNTAD te permitirá un mejor manejo del camino que tu vida vaya a tomar y ello te acercará un poco más a LA META que ES SER FELIZ.