Decía el filósofo Epícteto: “No nos hace daño lo que nos pasa sino lo que pensamos acerca de lo que nos pasa”. Aquella es una frase posteriormente tomada por el psicólogo Albert Ellis en su Terapia Racional Emotiva y es una frase sumamente importante.
Y es que las cosas que nos ocurren no son ni BUENAS ni MALAS, los eventos que ocurren en el mundo son sólo eso, EVENTOS, y somos los seres humanos quienes les otorgamos ese significado posterior de que algo que ocurrió fue BUENO o MALO.
El camino del vivir puede ser largo o corto, puede ser fácil o difícil, todo dependiendo del punto de vista de quien VIVE, así como de su marco de referencia. Toda la EXPERIENCIA del VIVIR es contrastada con las IDEAS que cada persona tiene de las cosas y así es como, posterior a la EXPERIENCIA, ésta adquiere su significado.
A veces la experiencia es gratificante y le llamamos BUENA, otras veces es una experiencia desagradable y decimos que es MALA. ¿Y si te dijera que puedes controlar ese resultado?
La clave está en ti, en lo que tú quieras dar de significado a las cosas. Y claro está que cualquiera queremos sacar lo más gratificante de las experiencias, ¿no? ¿Acaso alguien vive realmente con la intención de que todo lo que hace le salga MAL?
La diferencia no siempre está en las cosas que ocurren sino en cómo las tomamos y ahí radica el cambio de mentalidad, en tener una mentalidad fuerte que permita que aún las experiencias más dolorosas sean gratificantes: ¿Cómo? Con una mente de papel.
Para ejemplificar este modelo de pensamiento me gusta poner una analogía a la que llamo: La analogía del vidrio y el papel”. Inicia con una pregunta muy simple que NO es capciosa, buscando la respuesta más obvia posible:
¿Qué es más duro, el vidrio o un pedazo de papel?
Jorge Decanini
La respuesta lógica es que es el vidrio, el cual usamos como mesa, como ventana, como parabrisas. El papel no podría realizar ninguna de esas acciones. El vidrio es más duro entonces.
Pero: ¿Qué pasa si el vidrio recibe un fuerte golpe? Nuevamente la respuesta es simple: Se rompe. Y un vidrio roto ya no sirve para nada, pierde su utilidad en el mundo.
Pero no sólo pierde su utilidad en el mundo sino que se vuelve PELIGROSO, puede cortar, puede lastimar gravemente.
Un vidrio roto entonces es inútil para su función original y representa un riesgo para quienes se encuentren con éste.
Por otro lado el humilde papel pudiera no aparentar tanta fuerza, vuelva con el viento y recibe tratos agresivos constantemente. Sin embargo no importa lo mucho que se le golpee, lo mucho que se le arrugue, que se le tuerza, el papel sigue retornando a su forma anterior, si bien con marcas del daño sufrido, se mantiene realizando su función, que es la de ser receptor de información.
El papel, incluso roto, sigue sirviendo para algo, sigue teniendo información útil, sigue pudiendo utilizarse para escribir en él. Incluso si se mojara seguirá siendo útil al secarse y hay evidencia de papeles quemados que aún pueden recuperarse cierta información de ellos.
La diferencia entre el vidrio y el papel es que el segundo es FLEXIBLE, se ADAPTA a las EXPERIENCIAS que le toque pasar. Aún cuando de esas experiencias sale con marcas, mantiene su utilidad base, su función no se altera o se altera poco.
El vidrio, por su parte, es sólido y limpio, siempre y cuando las cosas salgan bien; no posee la capacidad de afrontar EXPERIENCIAS que dejen marcas relevantes pues se quiebra y pierde su utilidad.
Los seres humanos podemos poseer una mentalidad de vidrio, rígida, plana, lisa, muy fuerte siempre y cuando nada ocurra que la dañe, lo que, cuando pase, ocasionará dolor, caos. O podemos tener una mentalidad de papel, adaptable al CAMBIO, capaz de tomar la EXPERIENCIA por más desagradable que sea y mostrar sus marcas de vida sin perder su función.
La decisión es siempre propia, una mentalidad de vidrio o una mentalidad de papel. ¿Tienes una mentalidad de vidrio? Si lo quieres saber simplemente pregúntate: ¿Pienso que las cosas DEBEN SER siempre de una manera determinada? Si tu respuesta es que sí entonces tu mente probablemente sea de vidrio y está en riesgo de quebrarse si se aplica una fuerza suficientemente grande en contra.
Por otro lado pregúntate: ¿Pienso que las cosas pueden diferentes en cada ocasión? Si tu respuesta es que sí entonces tu mente probablemente es de papel, eres capaz de soportar presiones externas y, aunque te dejan una marca, seguir funcionando de un modo útil para ti.
Todos hemos manifestado mente de vidrio alguna vez hasta que la EXPERIENCIA nos rompe, nos volvemos dañinos, nocivos para nosotros y para los demás. Entonces esa mente de vidrio roto, que pensaba que las cosas DEBÍAN ser de una forma, al notar que NO LO SON comienza a dañar, a cortar todo a su paso. Seguramente lo has vivido tú mismo/a, piénsalo. ¿Cuándo has dañado a alguien o algo cuando las cosas no salen como esperabas?
La mentalidad de papel nos ayuda a enfrentar los contratiempos, a entender que vivir deja marcas pero que todavía podemos ser útiles. ¿Útiles a quien? ¡A TI MISMO/A! La mentalidad de papel no es para que los demás se beneficien sino para que TÚ no te rompas, es para que TÚ alcances lo que TÚ quieres.
Una mente de papel no significa que no te sucederán cosas desagradables sino que saldrás de esas cosas siendo funcional para ti, siendo útil para ti y para tus metas. Así, por medio de una mentalidad de papel, podremos estar un paso más cerca de llegar a LA META, que ES SER FELIZ.